jueves, 4 de junio de 2009

Contaminación atmosférica




Los astronautas vuelven de sus viajes con una nueva mentalidad que les hace sentir más respeto por la Tierra y entender mejor la necesidad de cuidarla.
Desde el espacio no se ven las fronteras y, mucho menos, los intereses económicos, pero sí algunos de sus devastadores efectos, como la contaminación de la atmósfera.
El 85% del aire está cerca de la Tierra, en la troposfera, una finísima capa de sólo 15 Km. Las capas más elevadas de la atmosfera tienen poco aire, pero nos protegen de los rayos ultravioletas (capa de ozono) y de los meteoritos (ionosfera).
Los gases que hemos vertido a la atmosfera han dejado la Tierra en un estado lamentable. Las fotos que hicieron los primeros astronautas son mucho más claras que las actuales, a pesar de que ahora tenemos aparatos más sofisticados. Los humanos somos capaces de destruir en poco tiempo lo que a la naturaleza le ha costado miles de años crear.
La mayor parte de la contaminación atmosférica proviene de las emisiones de los motores de los vehículos y de las centrales termoeléctricas que queman combustibles fósiles (carbón y petróleo) para producir energía eléctrica, para uso industrial y particular. Estas emisiones son la causa de: la lluvia ácida; el efecto invernadero (dióxido de carbono y metano); el oscurecimiento global (metales pesados); la reducción de la capa de ozono (clorofluorocarbonos), protección ante la radiación ultravioleta del sol; entre otros.
Los países industrializados producen la mayoría de los gases causantes del efecto invernadero, que ha aumentado en un 75% desde 1970. Por ejemplo, aunque Estados Unidos sólo supone el 5% de la población mundial, genera el 22% del dióxido de carbono mundial (2007). China, el país número uno en emisión de gases contaminantes con un 31%, crece a un 11% anual.


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